viernes, 30 de mayo de 2025

Cuando se Trata de Dinero, Todos Somos de la Misma Religión: Analizamos la frase de Voltaire

cuando se trata de dinero todos somos de la misma religion - voltaire

 “Cuando se trata de dinero, todos somos de la misma religión.”

— Voltaire

Un 30 de mayo, el mundo perdió una de las mentes más lúcidas de la Ilustración

El 30 de mayo de 1778 fallecía en París François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire. Tenía 83 años y dejaba tras de sí un legado que transformaría para siempre la forma en que Occidente entiende la razón, la libertad, y el poder.

Hoy, en este aniversario, no solo lo recordamos como el agudo escritor de Cándido o el irónico polemista de las Cartas filosóficas. Lo recordamos, también, por su mirada punzante sobre los valores humanos universales. Y en especial, por esa frase que, a pesar de los siglos, sigue provocando incomodidad y verdad a partes iguales: “Cuando se trata de dinero, todos somos de la misma religión.”

Pero, ¿qué significa realmente esta afirmación? ¿Y qué nos dice sobre Voltaire, sobre su tiempo… y sobre el nuestro? Descubre más en este post y no olvides visitar el blog Quiero Ganar Dinero para saber más sobre economía y finanzas.

Dinero, religión y humanidad: ¿una ironía o una verdad incómoda?

La frase puede parecer cínica, pero no lo es. Voltaire no está atacando una religión específica ni defendiendo una visión meramente materialista. Está haciendo algo mucho más profundo: señalando cómo, ante el dinero, las diferencias culturales, religiosas o ideológicas parecen diluirse.

Voltaire vivió en una Europa marcada por guerras religiosas, persecuciones y divisiones sectarias. Sin embargo, observaba con ironía cómo comerciantes católicos y protestantes, nobles y burgueses, dejaban de lado sus dogmas cuando se trataba de negocios. El dinero funcionaba como un lenguaje común, como una fe práctica que unía incluso a los enemigos.

En esa frase hay más que crítica. Hay una observación antropológica: el ser humano, más allá de sus creencias, actúa muchas veces en función del interés económico, incluso si eso contradice sus principios declarados. Es una invitación a revisar nuestras propias incoherencias.

Voltaire y su crítica a la hipocresía de las instituciones

Esta frase no es una rareza dentro del pensamiento de Voltaire, sino que condensa gran parte de su filosofía. Su obra está atravesada por la denuncia constante de la hipocresía institucional, tanto en la Iglesia como en la monarquía o la nobleza.

En Cartas filosóficas (1734), Voltaire compara el sistema inglés con el francés y celebra, entre otras cosas, la libertad de comercio y la tolerancia religiosa en Inglaterra. Admira que los comerciantes de distintas religiones trabajen juntos, sin que su fe sea un obstáculo para el progreso económico. En otras palabras, el interés mutuo supera la intolerancia ideológica.

Su famoso lema “Écrasez l'infâme” (“aplasta lo infame”) apuntaba a las estructuras que oprimían en nombre de la moral o la religión, pero que, en realidad, estaban motivadas por el poder y el dinero. Para Voltaire, la moral verdadera no podía estar al servicio del beneficio ni del privilegio.

El capitalismo naciente y el ojo crítico de Voltaire

A diferencia de muchos filósofos de su época, Voltaire no condenaba el comercio en sí mismo. Veía en él una forma de civilización, de intercambio pacífico entre culturas. Pero también advertía que el dinero podía convertirse en un nuevo dios, reemplazando a los viejos credos, sin necesariamente mejorar la ética de los pueblos.

De hecho, la frase con la que abrimos este artículo anticipa una realidad del mundo moderno: el rol del dinero como religión secular. Hoy, más de dos siglos después, es evidente que muchas decisiones globales (guerras, políticas, migraciones, tecnología) giran alrededor del capital, no de convicciones éticas o espirituales.

Voltaire no lo celebraba. Lo exponía. Su ironía no era cinismo: era pedagogía. Mostraba las contradicciones del mundo para obligarnos a pensar.

¿Qué nos diría Voltaire hoy?

Si Voltaire viviera hoy, probablemente seguiría señalando con lucidez las inconsistencias del poder, la falsa moral de ciertos discursos y la centralidad del dinero en nuestras vidas. Tal vez escribiría un ensayo sobre las redes sociales, o una sátira sobre los influencers espirituales que monetizan la fe.

Pero, sobre todo, seguiría defendiendo las mismas banderas:

  • Libertad de pensamiento.
  • Tolerancia real, no declarativa.
  • Crítica activa al poder, venga de donde venga.
  • La razón como herramienta contra el dogma.

Y sí: también seguiría lanzando frases como esa que, disfrazada de humor, nos obliga a revisar nuestros propios actos.

Voltaire y la vigencia del pensamiento ilustrado

Voltaire no fue un filósofo sistemático como Kant o Hegel. Fue, ante todo, un pensador público, un agitador de conciencias. Su estilo, basado en la claridad, la ironía y la agudeza, sigue siendo un modelo de pensamiento crítico.

En un mundo saturado de discursos y algoritmos, su propuesta resulta urgente: leer más, pensar mejor y hablar con libertad. Frente al fanatismo, el silencio o la indiferencia, Voltaire sigue diciendo: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo.”

Conclusión: La frase que desenmascara nuestras prioridades

“Cuando se trata de dinero, todos somos de la misma religión” no es una burla. Es un espejo. Refleja lo que priorizamos, lo que dejamos de lado, y lo que estamos dispuestos a sacrificar.

Voltaire nos enseñó a mirar más allá de las apariencias, a no tomar nada por absoluto, y a defender la verdad aunque incomode. En un mundo donde las finanzas dictan tanto, su voz crítica sigue siendo esencial.

Recordarlo cada 30 de mayo no es un gesto nostálgico, sino un acto de resistencia ilustrada.

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