domingo, 8 de junio de 2025

Edgar Morin y el Fútbol: El Pensador que Transformó el Juego con su Mirada Compleja

¿Puede el mundo del fútbol enseñarnos sobre la vida, la filosofía y la sociedad? Edgar Morin, con más de un siglo de vida y pensamiento, cree que sí. Este sociólogo y filósofo francés, conocido por desarrollar el concepto de pensamiento complejo, ha sido testigo de todos los Mundiales desde 1930. Pero más allá de ser un simple espectador apasionado, Morin ha convertido al fútbol en un campo fértil para el análisis profundo de nuestra cultura, nuestras pasiones y nuestras formas de organizarnos como sociedad.

Edgar Morin y el Fútbol

¿Quién es Edgar Morin y por qué habla de fútbol?

Nacido en 1921, Edgar Morin es uno de los grandes pensadores del siglo XX y XXI. Su obra se ha centrado en cómo comprender sistemas complejos: realidades formadas por muchas partes interconectadas e interdependientes. Frente a la visión tradicional que fragmenta el conocimiento, Morin propone integrar disciplinas, niveles de análisis y saberes.

Y es justamente eso lo que ve en el fútbol: un microcosmos de la complejidad humana. Un partido no se puede entender únicamente desde la técnica, la táctica o la estadística. Para Morin, el juego revela emociones, dinámicas sociales, decisiones imprevisibles y fenómenos colectivos que exceden la suma de las individualidades.

El fútbol como sistema complejo

Morin no analiza el fútbol como lo haría un comentarista deportivo, sino como un sistema dinámico en constante evolución. En este sistema, las relaciones entre jugadores, equipos, entrenadores y espectadores generan nuevas realidades que no se pueden predecir de forma lineal.

Algunas ideas clave de su pensamiento aplicadas al fútbol son:

  • Incertidumbre: Ningún resultado está garantizado. Incluso el equipo más débil puede sorprender. La incertidumbre no es un error del sistema, sino su esencia.
  • Emergencia: En el fútbol, lo inesperado aparece. Una jugada brillante, un error, una reacción emocional pueden cambiarlo todo. Es lo que hace vibrar a los hinchas.
  • Totalidad: Un equipo no es solo la suma de sus jugadores. Existe una sinergia que crea cualidades nuevas. El todo tiene propiedades distintas a las partes por separado.
  • Interdependencia: Cada jugador depende de los demás. Las decisiones individuales se entrelazan con las colectivas. El pase solo tiene sentido si hay alguien que lo reciba.

Desde esta perspectiva, un partido es mucho más que 22 personas persiguiendo una pelota. Es una red viva de conexiones, decisiones y símbolos que se construyen minuto a minuto.

Morin y Menotti: Cuando el pensamiento complejo llega al vestuario

Uno de los grandes admiradores de Edgar Morin en el mundo del fútbol es César Luis Menotti, campeón del mundo con Argentina en 1978. Para Menotti, el fútbol no puede entenderse sin una mirada integral que incluya la cultura, la historia y la ética. En sus palabras, defender, recuperar, gestar y definir no son fases separadas, sino partes de un mismo flujo de juego que requiere visión global.

Esta idea coincide con lo que Morin sostiene en sus textos: la hiperespecialización fragmenta la realidad y nos impide ver lo esencial. Cuando un entrenador se enfoca solo en estadísticas o en los datos de un GPS, pierde de vista el alma del equipo. Es decir, su identidad, su emoción y su creatividad.

Mourinho, Manna y otros pensadores del juego

Edgar Morin también ha influido en otros entrenadores modernos, como José Mourinho, conocido por su interés en la psicología del grupo y la gestión del caos, y Matías Manna, analista argentino que ha reflexionado sobre cómo integrar distintas visiones del juego.

Manna ha citado a Morin como fuente de inspiración para desarrollar análisis que van más allá del resultado y se adentran en las conexiones invisibles del juego. El fútbol, para estos pensadores, no es solo ganar o perder, sino comprender lo que sucede dentro y fuera del campo con profundidad y sensibilidad.

Más allá del deporte: lo que Morin nos enseña

Lo más fascinante de Edgar Morin no es solo su mirada sobre el fútbol, sino lo que esa mirada dice sobre nosotros. En un mundo donde todo parece fragmentado —la política, la ciencia, la educación, las emociones—, Morin nos recuerda que la clave está en reunir lo separado, conectar lo disperso, y aceptar que la vida es una danza de incertidumbres.

El fútbol, con su intensidad, su drama y su belleza, se convierte así en una metáfora perfecta para la existencia. Nos enseña a convivir con el error, a celebrar la sorpresa, a valorar el trabajo en equipo, y a entender que incluso en el caos puede haber sentido.

Conclusión: Un gol al pensamiento único

A sus 103 años, Edgar Morin sigue escribiendo, pensando y observando. Su enfoque no busca imponer verdades absolutas, sino abrir caminos para pensar mejor. Aplicar su pensamiento complejo al fútbol no es solo una curiosidad intelectual; es una invitación a mirar el mundo —y a nosotros mismos— con más profundidad y menos certezas.

La próxima vez que veas un partido, pregúntate: ¿qué está pasando más allá de lo evidente? Quizás ahí, entre un pase y una gambeta, encuentres algo que también habla de la vida.

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